PRIMER DESFILE DE LA FASHION WEEK MADRID

Os presento una ventana en la que asomarse para contemplar qué ocurre en el mundo de la moda. Desfiles, tendencias y, por qué no, un poquito de historia de la moda, donde estarán incluidos los grandes diseñadores.

lunes, 25 de agosto de 2014

Más ideas para ir a una boda

En un marco tan incomparable para celebrar una boda como es la isla de Gran Canaria, con esa luz, esa temperatura y esa gente, los vestidos de las invitadas no pudieron ser por menos que deslumbrantes.


Vestido sin mangas de Rosa Clará

Vestido asimétrico en rojo de Aire Barcelona

El rojo, siempre el rojo, deslumbra. Este vestido de Aire Barcelona recuerda al palabra de honor de Rosa Clará de la entrada anterior. Y tiene su explicación, Aire Barcelona surgió de la mano de la popular diseñadora de vestidos de novia y de fiesta Rosa Clará, que comenzó su andadura en 1995 y pronto se convirtió en la diseñadora favorita de las celebrities y de millones de novias en el mundo entero. Clará renovó por completo el concepto de sobriedad de los vestidos de novia con un gran toque de elegancia, delicadeza y modernidad, lo que hizo que se la reconociera en el mundo entero. Además de sus propios diseños, Rosa Clará cuenta con creaciones de diseñadores de la talla de Christian Lacroix, Jesús del Pozo o de Domo Adami. Pero consciente de las diferentes posibilidades de su público, en 1999 decidió crear una segunda marca mucho más accesible aunque con un diseño muy parecido al de su marca principal. De este modo surgió el Grupo Exponovias, entre cuyas marcas encontramos Aire Barcelona.


Vestido en rosa palo de Adolfo Domínguez
con brillos y cuerpo ajustado
Esta temporada los vestidos de fiesta los tonos pastel, en especial el rosa, el azul y los tonos ocres, son las estrellas. Adolfo Domínguez, en su colección de primavera-verano 2014, lo ha dejado claro con diseños como el de la fotografía, que con toques de brillos le dan al vestido una elegancia y un color especial.

martes, 19 de agosto de 2014

Ideas para acudir a una boda

Ahora que empieza una de las épocas del año con más bodas, nos asaltan dudas sobre qué tipo de vestido llevar: largo, corto, palabra de honor, de qué color, a qué tienda acudir. En el mercado existen, hoy por hoy -y puedo dar fe por mi última compra-, vestidos preciosos y además de todos los precios, desde los que te empeñas para unos cuantos meses hasta los que puedes lucirte con un presupuesto moderado.

Vestido de Rosa Clará en rojo 
Cuando el enlace es de alguien muy especial y el dinero no importa, acudir a las tiendas de Rosa Clará es una delicia. Los rojos, el color que este otoño se va a ver mucho en fiestas, de esta colección 2014, impresionan.

En la boda a la que asistí este fin de semana de mi amiga Tatiana pude ver uno de estos vestidos palabra de honor, muy elegante.

Los vestidos palabra de honor, con corte imperio o a la cintura, fueron la gran apuesta de las invitadas. Con telas vaporosas, en colores rojos, rosas, amarillos. 

Vestido amarillo de Asos



Vestido de Karen Millen con clutch de Zara
peep toes de Gloria Ortiz


Vestido de Fórmula joven, en blanco y con lazo rojo
 de raso que combinaba con los zapatos

Los vestidos largos siempre son una apuesta acertada, este de Sayan, hija de la también diseñadora Purificación García. Con un precioso clutch, de Zara.

Vestido de Sayan en azul marino
El vestido sin mangas de Blanco, con fondo azul y topos blancos. Combinado con unos peep toes en plata.
Vestido de Blanco

La oferta de Ted Baker para bodas es amplia, siempre que te guste la línea de vestidos tubo, bastante ajustados, aunque cómodos de llevar. De inspiración japonesa, el vestidos con fondo rosa palo y flores en tonos naranjas, combinado con unos zapatos de Pedro Miralles en color naranja, casi coral. El bolso, a juego con el vestido, era también de la firma británica.
                                                                   


Vestido de Ted  Baker, con clutch a juego y
 zapatos de Pedro Miralles

jueves, 14 de agosto de 2014

El neopreno: tejido de moda

Falda fucsia de neopreno
de Bershka

Un material fácil de manipular, barato, con mucho volumen y que no se arruga. Con estas cualidades, impensables en otros tejidos, el neopreno  no puede quedarse al margen de la moda. El próximo otoño-invierno estará muy presente en nuestra indumentaria.

Fue en Estados Unidos, durante la II Guerra Mundial, donde se comienza a utilizar esta "goma elástica". Era un material perfecto para la confección de trajes de buzo por su capacidad de aislamiento térmico. En los años cincuenta, en plena búsqueda de nuevos tejidos, el neopreno trasciende del ámbito militar y se comercializa en California entre los fanáticos del buceo y el surf. En 1986, la diseñadora Robin Piccone realiza una completa línea de trajes de baño con neopreno para la empresa Boby Glove.

Bikini de neopreno de Body Glove de los años 80

La marcas low-cost fueron las primeras en utilizarlas, por lo barato que resultaba el tejido. Pero hace ya algún tiempo que las casas de alta costura lo introducen en sus colecciones. La prestigiosa firma Balenciaga se decantó por su utilización hace ya casi nueve años. Luego vino Alexander McQueen, quien, en su colección masculina otoño-invierno 2007, lo usó en abrigos y chaquetas, en su mayoría negros, y con un look que hacía referencia a la década de los cincuenta y los surfistas. En 2008, Burberry Prorsum impresionó con chaquetas y trenchs para hombres en rojo, turquesa y beige. Más recientemente, Luis Vuitton empleó el neopreno para carteras; Karl Lagerfeld, en trenchs y capas; Calvin Klein, en chaquetas para hombre, y Michael Kors, en chaquetones masculinos y vestidos. Pero la lista sigue: Osman, Phillip Lim, Givenchy, Donna Karan New York, Victoria Beckham, Kenzo, Emporio Armani...
Durante la reciente pasarela Fashion Week Madrid se pudieron ver muchos out fit confeccionados con neopreno. Lo pusieron en el escenario diseñadores como Victorio & Lucchino, Miguel Palacio, Elena Martín, Ana Locking o Amaya Arzuaga. Esta última fue la que, por méritos propios, se convirtió en la reina del neopreno. Lo útilizó en faltas, capelinas, vestidos. La burgalesa buscaba el volumen y no hay tejido en el mercado que sea tan fácil de manejar para dar movimiento a una prenda que el neopreno.

Chaqueta de Givenchy de
neopreno y viscosa

Pero no habrá que esperar hasta la temporada de otoño-invierno 2015 para poder adquirir prendas realizadas en este tejido. Casi todas las firmas de low-cost han puesto a disposición de su clientela piezas de neopreno para este verano. Los fabricantes de calzado y demás complementos no se han quedado al margen de este material.

Su aspecto resulta curioso: de apariencia es muy grueso, pero no se arruga, no se deforma y además mantiene los pliegues, volantes o frunces a la perfección. Aunque, no todo es positivo. La rigidez que imprime a la ropa resulta incómoda, sin dejar al margen que puede resultar asfixiante en determinadas condiciones térmicas. ¿Aguantararemos una jornada de trabajo vestidos con neopreno en una oficina?


En los últimos meses han comenzado a llegar a los talleres de los diseñadores un neopreno más fino y delicado. La gama de colores sigue ampliándose, al igual que los estampados. Una paso más hacia la comodidad, sin olvidar la belleza.

martes, 12 de agosto de 2014

Balenciaga, el gran maestro

Cristóbal Balenciaga  (1895-1972)

Hablar de Cristóbal Balenciaga es hablar del mejor diseñador de la historia, de uno de los más destacados e influyentes creadores de moda del siglo XX, de un referente mundial. Autor de muchísimas aportaciones al mundo de la alta costura, hay tres imprescindibles de citar: la puesta en valor de partes del cuerpo de la mujer más allá del trío canónico (pecho-cintura-caderas); la consquista del espacio en torno al cuerpo, que proporcionó siluetas inéditas, y la capacidad para reinterpretar, desde un gusto moderno, la indumentaria histórica. Tal y como decía Christian Dior, “él es el director de la orquesta y nosotros los músicos que seguimos la dirección que nos marca”. Hubert de Givenchy, otro de sus admiradores más destacados, además de amigo, dijo en una ocasión que “Balenciaga no sólo ha creado un estilo, sino también una técnica. Es el arquitecto de la alta costura”. Cuarenta y dos años después de su muerte nadie duda de que elevó la moda a la categoría de arte.

         Admirado y respetado por diseñadores y clientela, revolucionó el mundo de la alta costura desde sus inicios, allá por 1911, cuando entró a trabajar como sastre en la sucursal que los grandes almacenes parisinos Au Louvre habían abierto en San Sebastián y donde, en tan solo dos años, se convirtió en jefe del taller de la popular sección de confecciones para señoras. Ese ascenso le permitió viajar a París y conocer de primera mano la obra de los grandes modistos de la capital francesa, como Worth, Doucet o Paquin. Pero no solo esta influencia parisina marcaría su trayectoria. Establecimientos como New England o Casa Gómez, instalados en San Sebastián debido al fenómeno del veraneo de la alta burguesía en la vecina Biarritz, formaron a Balenciaga en las rigurosas técnicas de la sastrería inglesa, cuyo dominio constituyó uno de los pilares de su sistema de trabajo durante el resto de su vida.

         Balenciaga no pararía hasta establecerse como modisto de alta costura por su cuenta en San Sebastián, cosa que consiguió en 1917, con tan solo 22 años. Sus viajes a París para presenciar las colecciones de sus admiradas creadoras Chanel, Vionnet o Louise Bolanger eran continuos. Mientras crece su fama entre las damas de la corte y la alta sociedad, Balenciaga va ganando libertad creativa y empieza a presentar en su salón los diseños propios mezclados con los de los diseñadores parisinos.

         Primero Londres y luego París fueron sus destinos cuando la guerra civil española le hizo emigrar, aunque no por ello cerró los talleres que ya había abierto en España hasta aquel momento, en San Sebastián, en Madrid y en Barcelona. Fue en agosto de 1937 cuando Balenciaga hizo la presentación de su primera colección en la capital internacional de la moda, París. Las colecciones presentadas tuvieron un éxito abrumador entre clientas, críticos y editores de moda por su elegante sobriedad y exquisita costura. Los diseños que presentó, aunque con influencia parisina, estaban inspirados en la indumentaria tradicional e histórica española. Para ello Balenciaga recurrió a  los grandes maestros de la pintura española como Goya, Zurbarán y Zuloaga. De Goya capta sus tonalidades y el negro, con sobrevestidos transparentes. De Zurbarán, esos vestidos que estaban formados por capas de seda y que permitían al artista mezclar colores complementarios. Balenciaga emplea su paleta de colores y sus drapeados, que dan una gran caída a sus diseños.

         Los vestidos Infanta de 1939 iniciaron un periodo dominado por las siluetas princesa, que eran combinaciones de tejidos majestuosos, como el terciopelo o el raso, con ricos bordados de azabache y aplicaciones de pasamanería, así como el uso del encaje negro en forma de mantilla o accesorios tradicionales similares.

Tras hacerse un hueco muy importante en la alta costura, son muchas las aportaciones que el diseñador hizo al mundo de la moda, fruto de un trabajo riguroso, perfeccionista y a un elevado conocimiento de la técnica. Pero es en 1947 cuando Balenciaga consigue encumbrarse en lo más alto, cuando logró lo que sin duda constituye una de sus mayores contribuciones a la historia de la indumentaria femenina: la introducción de una nueva silueta para la mujer. En el mismo año que Christian Dior cautiva al mundo con el New Look, un nostálgico revival de las románticas siluetas del siglo XIX, el diseñador vasco sorprendía con la presentación de líneas fluidas y curvadas y volúmenes que rompían con lo establecido.


Abrigo fucsia de línea baby-doll (1958)

         Balenciaga era un genio de las proporciones. El cuerpo de la mujer era para él una escultura viva que la moda podía completar. Así empezó a dibujar líneas que se despegaban del cuerpo: los abrigos de la línea tonneau, en forma de barril. Siguiendo con esos principios que guiaron la línea barril, introduce el traje semientallado, caracterizado por su volumen en la espalda que contrasta con el talle ajustado en el frente. En 1955 presenta el vestido túnica, que constaba de dos piezas de líneas rectas y depuradas que envuelven el cuerpo sin oprimirlo; seguidos por la creación de los vestidos balloon, en forma de saco, que era un paso más en la evolución del creador. La revolución del creador no quedaría ahí, continuaría con los vestidos baby-doll, aniñados y espaciosos, caracterizado por la sencillez de su silueta trapezoidal que elimina el talle, creación del año 1958; y los vestidos queu de paon, es decir, “cola de pavo real” (cortos por delante y largos por detrás). Estas fueron algunas de las creaciones más innovadoras y exitosas de aquella época, que se convirtieron en historia de la moda occidental, a las que modistos y críticos se rindieron. Se puede decir que, en la década de los cincuenta, con cada una de sus colecciones marcaba tendencia. Marcó tendencia hasta en la utilización de las telas, pues crean para el modisto el gazar y el supergazar, un tejido delicado y ligero, pero con mucho cuerpo, apto para los diseños escultóricos que buscaba. Un diseñador muy prolífico, pues sólo entre 1954 y 1955, Balenciaga abocetó 607 diseños y vendió 2.325 modelos, convirtiéndose en uno de los grandes couturiers de moda. Como dijo su gran admirada Coco Chanel, otra de las referencias indispensables en el mundo de la moda en aquellos años: “Es el único de nosotros que es un verdadero costuriers, pues es capaz de diseñar, cortar, montar y coser un vestido de principio a fin”.

         Balenciaga decía que “un buen modisto debe ser arquitecto para la forma, pintor para el color, músico para la armonía y filósofo para la medida”. Así era él: revolucionario, metódico, reservado, tenaz y perfeccionista. Bien llamado el “arquitecto de la moda”. Y todo eso se reflejaba en sus diseños.

         Enamorado de la comodidad -porque para el diseñador si las mujeres van cómodas se sienten bellas y lo transmiten con elegancia-, sus modelos son perfectos, de austera belleza, que huyen de adornos superfluos y ceden todo el protagonismo a la mujer. Así, para el día, reinventa los trajes sastre, que los presenta en el año 1959 con nuevas líneas, con chaquetas cortas y talles subidos, con una gran calidad arquitectónica. Eso para el día, pero para sus creaciones de noche destaca el estilo imperio, de talle alto. Y aunque concibe siluetas cada vez más puras y abstractas, no renuncia ni a la utilización de la más rica pedrería en sus espectaculares vestidos ni a una gama nueva de colores. Fue el primero en introducir en un traje de alta costura el color fucsia.

         Pero además de todas estas revoluciones en el mundo de la moda, presenta un estilo sport de gran elegancia y sorprende con la introducción de las primeras botas altas, realizadas por Mancini, en diseños de alta costura. Y hace un recorte de las mangas para que las grandes damas puedan lucir sus joyas o guantes.

Traje de novia de satén blanco de la Reina Fabiola


         Esa experimentación de Balenciaga con la arquitectura de los trajes llegaría a su máxima expresión a finales de la década de los sesenta con la creación de magníficos trajes de novia. El traje de novia de la Reina Fabiola de Bélgica dio la vuelta al mundo, pues fue el primer gran acontecimiento que miles de personas pudieron admirar en directo gracias a la televisión. En Bruselas había nevado y el termómetro no superaba los cero grados, pero la joven española se presentó en la catedral de San Miguel con un deslumbrante traje de novia de satén blanco, con una larga cola y varios adornos de piel de visón en el escote y en talle. El conjunto, que se ceñía ligeramente al cuerpo, lo había diseñado Cristóbal Balenciaga en armonía con el carácter sencillo y elegante de la novia. Ese diseño vino a confirmar el prestigio del diseñador español, que ya había cumplido entonces 65 años y que había visto cómo la fama se multiplicaba además por la publicación de ese vestido en todas las revistas del mundo.

         A partir de ese momento desarrolló nuevas telas, reinventó las siluetas y creó los vestidos de novia de algunas de las mujeres más famosas del mundo. Con su gran perfección, creó su famoso vestido trapecio para novias usando una sola costura. El vestido trapecio era sin mangas, con una línea en A y una gran cola. El cuello del vestido quedaba erecto sobre las clavículas, enfantizando las líneas del cuello de la novia, dándole aspecto de cisne. Además, inspirado por el flamenco español, Balenciaga comenzó a incorporar en los diseños de novia tres capas fruncidas. La primera era un corpiño sostenido por ballenas. La segunda era una seda color crema que se deslizaba como una cubierta de chifón. Y la parte externa era un corte con tres capas de fruncidos, con cuello bote, sostenido por breteles de seda que acentuaban los arcos.

         En 1968, más de cincuenta años después de que abriera su primer establecimiento de costura en San Sebastián, Balenciaga anunciaba el cierre de todas sus casas de París, San Sebastián, Madrid y Barcelona. El modisto se tomaba un merecido descanso tras toda una vida dedicada a la superación y el perfeccionamiento de su oficio, y lo hacía en medio de la revolución juvenil de la década de los setenta y el triunfo del prêt-à-porter, que se estaba imponiendo en todo el mundo en decadencia de la alta costura, algo que el modisto no entendía, pues para él el vestido es “la casa del cuerpo, y cada cuerpo era diferente”. No entendía esa fabricación en serie de diseños, al igual que odiaba la minifalda.

Carmen Martínez Bordiú y Alfonso de Bordón, el día
de su boda


         A pesar de su retiro, Balenciaga realizó diseños para amistades íntimas, familiares y compromisos, como en el caso del traje de novia de Carmen Martínez-Bordiú, con el que contrajo matrimonio el 8 de marzo de 1972. Era un conjunto de raso natural blanco, con ciertos reflejos grises y rosáceos, de manga larga, y dotado de un bordado en el que predominaban las flores de lis, especialmente la que destacaba sobre el pecho. Tan solo unas semanas después, el 24 de marzo, Cristóbal Balenciaga fallecía en Javea, Alicante.

         Su nombre conserva un prestigio que perdura en el tiempo y una herencia que pocos diseñadores han logrado, algo que parecía improbable cuando aquel joven que trataba de emular a su madre y a su abuela en un pequeño pueblo pesquero de la costa vasca dibujó sus primeros diseños.


viernes, 8 de agosto de 2014

Vuelve el crop top a las calles


Crop top de Mango en blanco y en negro

El crop top vuelve a intentarlo este verano. Se trata de una segunda tentativa después de que la icónica prenda que deja ver el abdomen poblara las pasarelas de la temporada pasada sin que consiguiese, finalmente, hacerse un hueco en los escaparates ni ser muy visible en las calles. El crop top surgió en los años sesenta, cuando se empieza a recortar la camiseta y a alargar la falda. Pero por entonces, los cánones del pudor social llevaban el corte por debajo del ombligo, concediendo todo el protagonismo a la cintura y sin dejar ver demasiada piel. A mediados de esa década, la irrupción de la minifalda en 1964 puso freno a su progresión. A la mujer le parecía excesivo dejar más de una parte del cuerpo al descubierto. Y en esa batalla de cortar arriba o abajo, ganó claramente la imbatible minifalda, dejando al crop top con una presencia testimonial y solo visible de manera esporádica en algunas celebridades de la época. Marilyn Monroe, Brigitte Bardot, por ejemplo, posaron con camisas o jerséis cortos, acogidas a ese rol de atrevimiento que siempre cultivaron. Pero poco más.

Derrotados por la realidad, los diseñadores guardaron el patrón en sus cajones durante casi dos décadas. Hasta que, de nuevo, desde el mundo del espectáculo fue apareciendo con cuentagotas: Madonna en el videoclip "Lucky Star" o Jennifer Beals en la película "Flasdance", ambas cintas de 1983, lucieron sendos crops, que comenzaron a crear tendencia. Su uso, eso sí, se ciñó al uso deportivo, siendo el gimnasio o las academias de baile su tierra prometida, a la que llegó aupada por los bailarines de la serie "Fama". Por fin comenzaba a irrumpir en los armarios, en formato sudadera.


Crop top de Zara, precio 19,99 euros

Con el corte ya como tendencia, el paso siguiente era inevitable: comenzó su sofisticación, orientada eso sí hacia el segmento juvenil, cuando enseñar el abdomen nunca es un problema. Series de gran éxito como "Sensación de vivir" o "Salvados por la campana" convirtieron la prenda en parte esencial de sus vestuarios, dándole el empujón definitivo a los grandes de la moda. A principios de los noventa, Versace hizo que una forma de crop top, el bustier -ropa interior, casi un corsé, que sale al exterior-, tomara protagonismo. Lo hizo en la presentación de su colección "Bondage". A partir de ahí surge una gran variedad de formas, como los que Avedon en su campaña de 1994 o el que popularizó la actiz Liv Tyler en el videoclip “Crazy”, de Aerosmith.

Pero ni aún así. La llama volvió a apagarse a mediados de los noventa. Hasta ahora. La pasada temporada aparecieron los bustiers con bandas de Balenciaga, los casi bikinis (que ya son una seña de identidad de Prada y Miu Miu), las camisetas que terminan bajo el pecho de Chloé o los tops ajustados con tirantes de Balmain. Y a su rebufo, y buscando la consolidación de la tendencia, esta primavera veremos la versión que aporta Loewe, con escote en uve, combinado con las cazadoras bombers o bajo ligeras blusas transparentes. También Louis Vuitton quiere que la mujer los luzca este año, de tamaño mini y con manga francesa. Propuestas muy viradas, en tejidos y hechuras, que confirman que crop top ha vuelto para quedarse.